Educar: 9 - El señor de las moscas
El señor de las moscas
La participación en un cine fórum sobre
la película "El señor de las moscas" de H. Hook (1990) me ha sugerido
una serie de reflexiones que propongo por su contenido educativo.
La película es una adaptación de la
novela de W. Golding publicada en 1954 y que se considera todo un clásico de la
literatura inglesa de la posguerra. El autor recibió el premio Nobel de
Literatura en 1983.
En síntesis, la película, fiel en sus
contenidos básicos a la novela, nos describe como unos niños-adolescentes
(entre 7 y 12 años) se encuentran, como consecuencia de un accidente, en una
isla paradisíaca sin adultos. Comienzan organizándose con la esperanza de ser
rescatados pero pronto surge el individualismo, el desinterés por el bien
común, el afán de poder localizado en uno de ellos, y van creciendo las
tensiones hasta llegar a situaciones dramáticas que no especifico más por si
algún lector quiere ver la película o leer la novela.
W. Golding con su novela quiso dar una
contundente respuesta a la idea de que es la sociedad la que daña al hombre. Y
una contundente respuesta, también, a la idea de que el hombre es bueno por
naturaleza.
La situación que propone la novela de
Holding es exagerada y radicalizada. De hecho, es, en parte, una alegoría que nos
permite reflexionar sobre la naturaleza y la actuación del hombre.
Es evidente que no vivimos en un mundo
ideal. Pensarlo es irreal porque lo que es real es la libertad y, ésta, siempre
conlleva la posibilidad de equivocarse.
Ante esta realidad puede haber la
tentación de eliminar la libertad. A pesar de lo absurdo que ello conlleva, a
lo largo de la historia se ha intentado eliminarla, con resultados
catastróficos. La literatura universal ha ironizado estos intentos, como por
ejemplo con el mundo feliz de Huxley o el de la granja de Orwell,... o de
manera diferente en la novela (película) que comentamos.
La solución es que la libertad sea
moldeada por la verdad y, aunque pueda parecer una contradicción, que "la
obediencia" a la verdad nos haga verdaderamente libres. La libertad sin
estar moldeada por la verdad es como un río desbordado, es una libertad sin
norte.
La primera falta de acuerdo entre verdad
y libertad tuvo lugar en el paraíso de Adán y Eva, y todavía sufrimos sus
consecuencias. En el hombre queda un eco de la verdad, pero tiene que
esforzarse para encontrarla. La búsqueda es personal pero, especialmente en los
primeros años, requiere de la adecuada educación y ésta, requiere de la
adecuada autoridad.
Y aquí es donde entra la tarea educativa
de los padres.
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