Actitudes: 6 - Pedir perdon y perdonar
Pedir perdón y perdonar
"No me arrepiento de nada. Si
volviera a vivir mi vida no rectificaría nada de lo que he hecho ", se oye
decir al famoso de turno, al ser preguntado por su vida pasada.
Declaración de principios que no deja de
sorprendernos. Si es sincera estamos ante un "superhombre" o de un
gran orgulloso. Sino, de un hipócrita, falso o mentiroso.
Cualquier persona comete errores que
producen ofensas a quienes le rodean. Estos errores y ofensas suelen ir
acompañados de un sentimiento de culpa para quien las causa. Sentimiento de
culpa que cuando está ajustado a la realidad es bueno. Si esta persona
pretendiera desentenderse de la realidad de la ofensa que ha producido o
intentara proyectar, sin razón, la culpa sobre los demás, se haría daño a ella misma
porque no pondría remedio a su mal, sino que lo ignoraría o lo ocultaría.
Sentirse culpable puede ser positivo si
nos hace reconocer como somos y nos lleva a buscar soluciones a nuestra manera
de hacer. Sentirse habitualmente inocente de todo y repercutir la culpabilidad
sobre los demás es síntoma de orgullo, que suele ser muy corto de vista para
los propios errores, y agudísimo para los de los demás.
Pedir perdón es una actitud que se
produce tras el sentimiento de culpa y que debemos enseñar a los hijos para un
correcto equilibrio de su personalidad. Para vivir feliz, toda persona necesita
el perdón. Y los niños más todavía. Si han hecho alguna fechoría necesitarán
reconocer su culpa, recibir el perdón de los padres y proponerse hacerlo mejor
en adelante.
Pedir perdón y perdonar son cosas que
suelen estar muy unidas, porque los agravios normalmente se entrecruzan en una
telaraña difícil de desenredar. Se oye decir al padre ante una pelea entre
hermanos: "¿Quién ha empezado?". Y a menudo cuesta sacar el
intríngulis. Que los dos implicados se pidan mutuamente perdón, suele ser la
mejor solución para muchos casos... y para las discusiones o malos entendidos
entre la madre y el padre, también.
Perdonar y, también, pedir perdón
requiere grandeza de espíritu, generosidad, vencer el amor propio y dejar a un
lado terquedades y rencores. Grandeza de espíritu que la deseamos para nuestros
hijos.
Para una correcta educación será
necesario promover en la familia toda una dinámica que haga del perdón algo
natural, que no requiere dar muchas explicaciones a los hijos para que se
disculpen y sepan disculpar. Esta actitud, cuando se vive, se respira en el
ambiente de un hogar. La resistencia a vivirla, también.
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