Padres: 5 - Una nueva epidemia

Una nueva epidemia

Se me ha puesto la piel de gallina al leer esta noticia en una revista:

"¡Alerta todos los padres! Se acerca una nueva epidemia, tengan mucho cuidado con todos los niños, ¡las probabilidades de contagio son altísimas! No se trata de piojos en la cabeza, sino de algo que puede ser mucho más grave y con consecuencias peores a largo plazo y, en algunos casos, incluso irreversibles. Se trata, según un artículo publicado por la revista de la Academia de Pediatra, de un fenómeno que devasta algunos territorios occidentales y corre el peligro de extenderse. Es el síndrome del emperador. "

Parece que es la consecuencia de una epidemia anterior mal curada, quizá por no haberle dado toda la importancia que se merecía: el síndrome del niño mimado. Al no poner todos los medios necesarios para erradicarla, ha ido evolucionando, agravándose sus efectos hasta límites impensables en un primer momento, de manera que los padres de los hijos que sufren esta nueva epidemia se ven incapaces de dominarla.

Aunque la sufren los hijos, los portadores y transmisores de la enfermedad han sido los padres. Es por ello que la mayor parte de los estudios se centran en ellos, en el tipo de educación que dan a sus hijos y en la forma de tratarlos.

Los estudiosos no se han puesto del todo de acuerdo con la raíz del problema. Si bien, está claro que la causa última y principal de la epidemia es la pérdida de autoridad de los padres, no acaban de explicarse cómo se ha llegado a esta situación. Hay algunas teorías que intentan explicarlo. Resumimos algunas de las que parecen más acertadas.

-Ha habido, en algunos casos y por diversas razones, como un remordimiento por parte de los padres sobre su dedicación o atención a los hijos, que ha hecho que, durante las horas que pasan con ellos, intenten como lo más importante que los hijos se diviertan y todo se haga a su gusto, entendiendo que ésta es su función fundamental. Esta compensación velada de tiempo y afectos ha llevado a que los hijos lleguen a pensar que todo les es debido y a seguir exigiendo ese privilegio.

-Algunos opinan que la verdadera causa del problema ha sido que se ha confundido la acción de educar con la de proteger. Curiosa confusión, ya que educar consiste en saber extraer, con cariño y exigencia, de dentro de la persona todas sus capacidades y posibilidades para que pueda hacer el mejor uso de su libertad, y el excesivo proteccionismo consigue el efecto contrario. El niño o la niña a quien se le ha hecho todo y a quien se le ha resuelto todos los problemas, puede acostumbrarse a ello y a seguir esperándolo de los demás.

-Por otra parte, en otros casos se atribuye a que los padres no sólo han consentido, sino incluso aplaudido las "gracias" de los hijos, aunque supusieran pequeñas salidas de tono, burlas a otras personas, ... Y ya se sabe que algunas cosas que empiezan haciendo gracia, pueden acabar haciendo llorar.

-En cambio, otros piensan que algunas teorías pedagógicas liberalizadoras de hace algunos años han podido tener algo que ver. De momento, hasta que no se aclare, se aconseja a los padres prudencia, para no dejarse llevar en la educación de sus hijos por teorías, tendencias o modas.

-El materialismo - centrado en la mera utilidad de las cosas y personas - y el hedonismo - que rechaza todo aquello que no proporcione placer - y que son contradictorios con valores esenciales como la generosidad, el servicio a los demás, la comprensión ... , son otras causas que se apuntan como determinantes.

¿Estaremos a tiempo de evitar esta epidemia en nuestro territorio?

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