Familia: 4 - Ambiente familiar

Ambiente familiar

Todos somos conscientes de la decisiva influencia que los ambientes ejercen sobre la conducta personal humana. La alegría, el pesimismo, la paz, la inquietud, los nervios, son extraordinariamente contagiosos. Es por ello que es importante el clima, el ambiente que creamos en nuestra misma casa, en nuestra familia. Gran parte del carácter de los hijos y de sus actuaciones durante toda su vida se deberán al clima familiar en el que crezcan.

Algunos ambientes negativos que perjudican notablemente la educación y que deberíamos evitar al máximo son:

- Ambientes fríos: Cuando pasa algo entre los esposos. No hay el suficiente amor y los hijos lo notan y les produce inseguridad, inquietud y retraimiento. Cuando hablamos de la educación de los hijos deberíamos empezar hablando del amor entre los padres porque es el fundamento de todo.

- Ambientes nerviosos. Se da entre madres o padres ansiosos, obsesionados en algún aspecto de la educación o perfeccionistas. Madres o padres que protegen excesivamente, intervienen más de la cuenta y persiguen constantemente. Ambientes en los que los gritos son frecuentes y donde o bien se traslada la inquietud y los nervios a los hijos y estos resultan a menudo obsesivos y escrupulosos, o bien los hijos acaban "pasando" y volviéndose vagos sin voluntad ni espíritu de iniciativa.

- Ambientes frívolos o egoístas. Cuando los padres no se preocupan suficientemente de los hijos porque el trabajo, la vida social, las diversiones no les dejan tiempo. Los niños acaban dándose cuenta de la verdadera razón de esta situación. Ni los regalos ni los muchos besos pueden esconderla.

- Ambientes con excesiva libertad o excesiva rigidez. Los dos extremos son malos. Demasiada libertad, a veces por miedo a contrariar a los hijos, no orienta y produce inseguridad. Demasiada rigidez, provoca hijos tímidos, con complejos de inferioridad y titubeantes. Ninguno de los dos ambientes permite educar en la verdadera libertad.

- Ambientes cerrados. Que no salen de ellos mismos. No entran ni salen, ni amigos ni ideas. Muchas veces sirven sólo para criticar lo que pasa fuera. No enseñan convivencia ni relación y no ayudan a progresar o mejorar.

- Ambientes malhumorados. Normalmente porque no se aceptan las situaciones que toca vivir. Ambientes tristes en los que los hijos procuran estar el menos tiempo posible y que no enseñan nada.

- Ambientes en los que el desorden y la falta de un mínimo de organización provocan problemas constantes y ambientes donde no se vive la sobriedad y por tanto no se prepara para la vida, o bien no se viven las buenas maneras sin un mínimo de respeto mutuo.

Por el contrario, procuraremos que nuestros hogares sean luminosos y alegres. La estimación sincera estará presente entre unos y otros. Se convivirá, se hablará, a veces se discutirá, pero el afecto hará pasar por encima de los pequeños enfados. Se celebrarán cosas: los cumpleaños (el primero, el de bodas de los padres), alguna meta alcanzada, las notas... Y lo celebraremos sin grandes dispendios, quizá con un pastel hecho por la hermana mayor. Compartiremos ilusiones, vivencias, alegrías, disgustos... Nos tendremos detalles, nos haremos pequeñas sorpresas agradables. A veces jugaremos juntos.

Se harán planes familiares comunes y adecuados según las edades. Tendremos, todos, nuestras responsabilidades en el hogar: encargos, trabajos... desde los más pequeños hasta los padres. Aceptaremos unas necesarias normas de convivencia. Tendremos la casa con las puertas abiertas hacia adentro para que entren nuestros amigos y los amigos de nuestros hijos, y las ventanas abiertas hacia afuera para que nos enteremos de lo que pasa en el mundo, en nuestro mundo. Seremos objetivos, respetaremos a los demás aunque tengan ideas opuestas. No murmuraremos ni criticaremos a vecinos y conocidos. Sabremos encontrar y ver el bien en las iniciativas nobles de nuestro entorno.

De esta manera conseguiremos que todos, padres e hijos estemos bien en casa. Cuando tengamos tiempo lo aprovecharemos para estar en familia y el clima de nuestro hogar conllevará paz, alegría, convivencia amable y estimación sincera.

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