Objetivos: 3 - Libertad: renuncia y compromiso

Libertad: renuncia y compromiso

 Un padre me contaba su intervención ante una vivida situación familiar. Un hijo suyo, de quince años, le pidió unas zapatillas deportivas, de estas de marca que tienen un coste de bastantes euros. El padre hubiera podido contestar sencillamente que no, incidiendo, tal vez, en la educación de la sobriedad o la obediencia, o hubiera podido contestar que sí, con lo que no hubiera educado probablemente nada. Pero no hizo ni una cosa ni la otra. Era a finales de junio y proponerle que trabajara durante el mes de julio en una trabajito eventual que le proporcionaría el dinero suficiente para cubrir ese gasto. Trabajó mañanas y tardes y al finalizar el mes cobró más del doble de lo que costaban. El padre al llegar a este punto, me hizo la pregunta: "A ver si sabes de qué precio se compró mi chico las zapatillas deportivas?".
Lo adiviné a la primera y seguro que vosotros también: las compró de un precio notablemente inferior al previsto inicialmente.
Este padre en su actuación pienso que incidió de forma sencilla pero eficaz en la educación de la libertad. Tenemos que dar la noción correcta de libertad a nuestros hijos. La libertad para un adolescente es muchas veces no tener límites en sus deseos y los tenemos que explicar, los tenemos que hacer ver que esto no es así, que la libertad bien entendida es lo que nos lleva a escoger el bien, que nuestra libertad termina donde empieza la de los demás y, también, que entendiendo la libertad como capacidad de elección, ésta representa ir acompañada siempre de renuncia y compromiso. Y, tendremos que explicarles que es así, aunque les pueda parecer una contradicción.
Cuando ejercemos la capacidad de elección, automáticamente ejercemos la capacidad de renuncia. Si escogemos ver una película renunciamos a ver el fútbol que hacen el mismo momento, y si elegimos comprarnos un electrodoméstico, renunciamos, quizás, a ir de viaje para las vacaciones ... La vida familiar, por suerte o por desgracia, nos da muchas oportunidades para enseñarlo. Los chicos, las chicas, piden constantemente y habrá muchas ocasiones en que puede hacer como este padre: "si quieres hacer este gasto, en el que cuentas?" O "si quieres esto, tendrás que prescindir de lo otro". De esta manera se comienza una, a veces, larga negociación que es más difícil que el simple "no" o el simple "sí", pero que permite enseñar este componente de renuncia que tiene la libertad.

El otro componente que acompaña la elección es el compromiso en lo que hemos elegido. Cuando elegimos, nos comprometemos en lo escogido. Si una niña ha elegido ir a clases de guitarra los sábados por la tarde, se compromete con ello y no vale faltar porque hacen una película interesante en la televisión o hay un plan mejor que hacer. Muchas veces esta capacidad de compromiso está relacionada con la de renuncia. Cuando algo ha costado, se valora, y cuando más renuncia ha supuesto su elección, más se valora y más se compromete con ella. El chico de la anécdota tendrá más cuidado de los zapatos deportivos que la que tendría si no le hubieran costado nada aunque fueran mejores.
La moto de segunda mano ganada trabajando el verano se puede valorar y cuidar más que una nueva regalada por el aniversario. Y como me decía un padre, preocupado por el peligro de su uso, tiene otra ventaja: se estropea más a menudo.
Debemos aprovechar las ocasiones que nos da el día a día para enseñar a nuestros hijos que el ejercicio de la libertad comporta siempre renuncia y compromiso. Así los prepararemos para hacer un buen uso de su libertad. Los ayudaremos a ser verdaderamente libres.

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